Capítulo 4
Al día siguiente a la misma hora, el Jefe solo sonrió imaginando que
esa misma noche disfrutaría de su premio, doce años manteniendo vivo al
cerdo italiano ese, soportando su ineptitud, su mediocre y miserable
ser.. Pero la espera valdría la pena, durante todo ese tiempo fue como
un jardinero esperando que la pequeña flor germinara, una rubia,
exquisita y preciosa flor; lo había visto crecer, lo protegió tantas
veces de tantos problemas, lo orillo a convertirse en lo que era,
manteniendo el pie siempre en el cuello del cerdo de su padre,
esperando.. como una bestia debajo del agua que deja que sus víctimas le
muerdan una y otra y otra vez para al final, de una sola estocada,
asesinarlas y engullirlas despacio.. con la lentitud que solo un alma
oscura podría lograr.
El momento había llegado, doce años eran más que suficientes y al flor ya tenía el tamaño perfecto, delicado, pequeño.. había soñado muchas veces con el momento en que le arrancaría de la tierra, la cosecha.. justo ese día, a esa hora.. ¡Que importaba la mercancía! ¡Que importaba el dinero! Era Belphegor por lo que iba, exterminaría al mundo entero por poseerlo empezando por su desdichada familia, por su miserable papi..
¿Han deseado tanto algo por tanto tiempo?.. Lo han sentido vibrar en su sangre, en sus pensamientos, en sus noches húmedas de espera.. ¿Qué se siente cuando están a solo un estirón de tenerlo?.. El corazón les late en los oídos, el pulso se va a tope, el sudor les empapa la piel y un estremecimiento les recorre como electricidad todo el cuerpo, cuando estás colocado, cuando estás tan alto en la cadena alimenticia que sabes que todo empieza y acaba contigo, por eso eres el Jefe, por eso los demás te temen, porque en este maldito mundo, tu eres Dios y estás a punto de encontrar la gloria en un cuerpo ajeno.. tan cerca, tan cerca que puedes oler su dulce aroma, sentir su piel recién nacida a la vida, escuchas nitidamente sus sollozos e imaginas tu cuerpo unido al suyo, tan ferozmente que sabes que solo podrás poseerlo una sola vez.. solo una..
El edificio gris donde vivía se había vestido de tristeza el día acordado, la mañana había nacido lentamente, como si se rehusara a vivir ese día.. un pequeño salió mucho antes que el sol se asomara, una mirada transparente le seguía desde una ventana, el odio esperando que la puerta se abriera, las voces pidiendo que se fueran, el cansancio, el tedio, el dolor latiendo en las sienes de todos.. ¿Eso era vida? Ni siquiera un triste remedo, pero solo eso tenían… La hora llegó.
Dos autos negros aparcaron justo frente al edificio, uno tras otro fueron bajando de estos, armas, lentes oscuros, odio, demasiado odio.. silencio, los pasos en la escalera, la puerta cerrada.. era tu deber, es tu deber, obedecer, asesinar, sobrevivir, es la ley del más fuerte. El primer llamado. Nada. El segundo. Nada.. Los ojos verdes caminando por el pasillo con algo entre las manos.. una escopeta… Rompiendo el silencio la puerta se parte en dos al ser golpeada por uno de los hombres del Jefe, adentro se escuchan los primeros disparos, ni siquiera se tomaron la molestia de preguntar, nada.. el primero fue el hermanastro, se había ido hasta la puerta que esperaba que abriera, un disparo en la espalda, otro en la cabeza, otro más en uno de los muslos. La madre en el baño, un disparo en el pecho, otro en la pelvis, quien lo hizo esa la mano derecha del Jefe, misogino, pederasta igual que su superior. El padre estaba agazapado en la estancia, en un rincón, aferrado a su última esperanza, una vieja 45..
El momento había llegado, doce años eran más que suficientes y al flor ya tenía el tamaño perfecto, delicado, pequeño.. había soñado muchas veces con el momento en que le arrancaría de la tierra, la cosecha.. justo ese día, a esa hora.. ¡Que importaba la mercancía! ¡Que importaba el dinero! Era Belphegor por lo que iba, exterminaría al mundo entero por poseerlo empezando por su desdichada familia, por su miserable papi..
¿Han deseado tanto algo por tanto tiempo?.. Lo han sentido vibrar en su sangre, en sus pensamientos, en sus noches húmedas de espera.. ¿Qué se siente cuando están a solo un estirón de tenerlo?.. El corazón les late en los oídos, el pulso se va a tope, el sudor les empapa la piel y un estremecimiento les recorre como electricidad todo el cuerpo, cuando estás colocado, cuando estás tan alto en la cadena alimenticia que sabes que todo empieza y acaba contigo, por eso eres el Jefe, por eso los demás te temen, porque en este maldito mundo, tu eres Dios y estás a punto de encontrar la gloria en un cuerpo ajeno.. tan cerca, tan cerca que puedes oler su dulce aroma, sentir su piel recién nacida a la vida, escuchas nitidamente sus sollozos e imaginas tu cuerpo unido al suyo, tan ferozmente que sabes que solo podrás poseerlo una sola vez.. solo una..
El edificio gris donde vivía se había vestido de tristeza el día acordado, la mañana había nacido lentamente, como si se rehusara a vivir ese día.. un pequeño salió mucho antes que el sol se asomara, una mirada transparente le seguía desde una ventana, el odio esperando que la puerta se abriera, las voces pidiendo que se fueran, el cansancio, el tedio, el dolor latiendo en las sienes de todos.. ¿Eso era vida? Ni siquiera un triste remedo, pero solo eso tenían… La hora llegó.
Dos autos negros aparcaron justo frente al edificio, uno tras otro fueron bajando de estos, armas, lentes oscuros, odio, demasiado odio.. silencio, los pasos en la escalera, la puerta cerrada.. era tu deber, es tu deber, obedecer, asesinar, sobrevivir, es la ley del más fuerte. El primer llamado. Nada. El segundo. Nada.. Los ojos verdes caminando por el pasillo con algo entre las manos.. una escopeta… Rompiendo el silencio la puerta se parte en dos al ser golpeada por uno de los hombres del Jefe, adentro se escuchan los primeros disparos, ni siquiera se tomaron la molestia de preguntar, nada.. el primero fue el hermanastro, se había ido hasta la puerta que esperaba que abriera, un disparo en la espalda, otro en la cabeza, otro más en uno de los muslos. La madre en el baño, un disparo en el pecho, otro en la pelvis, quien lo hizo esa la mano derecha del Jefe, misogino, pederasta igual que su superior. El padre estaba agazapado en la estancia, en un rincón, aferrado a su última esperanza, una vieja 45..
-El niño no está…
El cigarro supo mal, el día supo mal, la vida supo mal, la rabia
comenzaba a gobernar dentro de su cuerpo, la ira.. la frustración, una
sola vez.. solo una.. corto cartucho y entro al departamento maldiciendo
y ordenando a gritos que lo encontraran “Encuentren a ese maldito mocoso” encuéntrenlo o juro que mataré también a ustedes..
-¿Dónde está?
-No tengo la mercancía..
-¡¡Aah!! ¡¡¿Tu crees que esto es solo por dos kg de cocaína?!!¡Te mantuve con vida a ti y a tu miserable familia porque tienes un maldito hijo que quiero cogerme!
Las palabras retumbaron en los oídos del padre y tragando grueso saco
el arma de un solo movimiento, un disparo, dos.. uno directo en el
hombro, que muera, que muera.. por favor Dios mío.. protégelo.. Silencio.
El Jefe alcanzó a dispararle antes de que terminará su petición hacia un Dios que ese día no tenía vistas de querer aparecer, le reventó la cabeza contra la pared dejándo el cuerpo sacudido por violentos espasmos post mortem, él estaba herido, drogado y enfurecido, ese día iba mal, muy mal. Encuentrenlo y traiganlo. Con vida.. ya habría tiempo de cobrarle esto.. mucho tiempo.
El Jefe alcanzó a dispararle antes de que terminará su petición hacia un Dios que ese día no tenía vistas de querer aparecer, le reventó la cabeza contra la pared dejándo el cuerpo sacudido por violentos espasmos post mortem, él estaba herido, drogado y enfurecido, ese día iba mal, muy mal. Encuentrenlo y traiganlo. Con vida.. ya habría tiempo de cobrarle esto.. mucho tiempo.
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