14.10.11

-Tú no estas sola... ¿Porqué insistes en decir eso?
-Tú no entiendes...
-¿No entiendo? ¿Qué soy Marcela? ¿Qué papel tengo en el circo que hiciste de tu vida? ¡Mirate joder mirate! Te amo... y no llores, que no te queda ese papel de víctima del destino, nunca te ha quedado el llanto, lo sabes... ¿Qué quieres de mí? Dime... lo que quieras, te lo daré, lo sabes... Pero dime algo, haz algo por mí...
-¿Ves?... todos quieren lo mismo, un lugar en mi vida, quieren ser mi destino, mi amor, mi amado, mi amada... no se conform..
-¿Conforman?... ¿Tú lo haces?
-No...
-Entonces no me vengas con esas estupideces.
-No me hables así.
-Es la única maldita manera de que entiendas...

Después de un rato todo fue silencio, las respiraciones fueron tranquilizandose, los corazones amordazados guardaron quietud y no hubo más que un pequeño destello en la oscuridad. No, no era ceguera... ni soledad. Es que tenía los ojos cerrados.

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