14.10.11

Juegos.

-¿Quemamos la aldea?, dijo después de besar los labios de su gemelo que sonreía encantadoramente ante la idea de aquella magnífica travesura.
-Si, si... y luego, ¡descuartizamos a los que queden vivos!..., beso de vuelta los labios de su gemelo que ahora sonreía más, imaginando los cuerpos a medio calcinar y en pedazos.

-¡NIÑOS! ¡YA ESTÁ LA LECHE CALIENTE, VENGAN A DESAYUNAR!

Gritó desde la cocina la dulce madre de los hermosos gemelos. El más bajito se levanto del suelo donde estaba dedicandole los mejores besos a su hermano; tomo el acha del medio tronco donde su fuerte padre hacia la leña para mantenerlos calientitos durante la noche, le sonrió a su hermano y con su mirada más inocente le invitó a empezar la travesura del día...

-¿Empezamos con ella?...

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