14.10.11

Conversación a solas 3:33 AM

He vivido de cerca con mi soledad y con las ganas mordiendome el alma, desairando mis fuerzas y llenandome de mala entraña. Y es que no quería volver a ver ni oler la lluvia, quería encerrarme en el desierto donde solo se escuchaba el eco de mi voz preguntando donde estaba. Le puse un altar a la memoria y enaltecí los buenos ratos dejando de lado las lagrimas y la impotencia, con ellas me hice una manta para cubrirme el alma y no dejar que nadie me encontrara. ¿Qué error verdad? Irme y dejar las estrellas esperando un adios, y es que estaba tan asqueada del amor.. tan harta de sentirte tan cerca estando tan enajenadamente lejos.

Mi memoria te trae con tus sonrisas y tu invierno, largo, lento... frío, triste. Con tu lluvia de otoño pegada al cuerpo y el alma pegada a los labios. Estás sonriendo y estas tan lejos. En otro espacio, en otro tiempo.
Y yo estoy alegre, alegre de que no sea cierto... de que no me hallas dejado tirado el recuerdo en la vereda de tu vida, que me hallas guardado aunque sea de lección para no repetir errores, no importa... de verdad, te lo juro, me conformo con eso, con saber que mis palabras -algunas buenas o algunas malas- te rozan despacio mientras duermes y me llamas. Y es que no se con quien hablar de tí, a veces me pongo a hacer eco en mi desierto, como si estuvieras conversando una mañana tomando un café, y luego nadie contesta porque me quedo sin voz y me largo a llorar, quedito, así como tú me sabías, como cuando algo me dolía tanto que me perdía en las estaciones de tren que llevaban a ninguna parte. ¿Te acuerdas? Tú me encontraste en una de ellas, rota y me cosiste y me hiciste tantos agarres que dejaste agujeros y por ellos te colaste. Y allí sigues... ¿Sabes? de Allí ya no sales... ¿Me permites retenerte? Hasta donde se me rompa otro lado y puedas salir.

-Ojala nunca me descosan de nuevo, para conservarte dentro de mí, hasta que me crezcas tanto que me rompas de una sola vez-

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